La fábrica de sueños es un apelativo muy usado en los medios estos días para referirse al kukutza, uno de tantos edificios okupados por jóvenes bajo un mismo esquema. Se ocupa una propiedad vacía o en desuso (en todo caso con propietario) y se montan todo tipo de actividades en su interior, baretos, talleres, conciertos, que pasa a ser automáticamente propiedad de un colectivo indeterminado y que además no está sujeto a las leyes y reglamentaciones de nadie, no paga impuestos, tasas, multas,ni tan siquiera la luz o el agua.

Ocurre que mantener estas situaciones es complicado, a veces el dueño del inmueble protesta y lo reclama, a veces los vecinos se quejan, a veces los organismos públicos acaban siendo responsables subsidiarios, por acción u omisión, cuando hay un accidente o pasa algo grave, las aseguradoras se escapan, etc. Y al final a veces hay que sacar a los okupas. Y entonces se monta parda, arrasando con la ciudad los fabricantes de sueños. Su justa y santa ira se expresa apedreando sedes de partidos y quemando contenedores con mas eficacia y rapidez que en la F1. En pocos segundos hogueras gigantescas quemando las fachadas los coches y lo que se tercie.

La peli dura 13 minutos, se hace un poco lenta al principio, pero va ganando velocidad y el final es trepidante. Sin editar apenas, fresca como un chipirón pescado esta madrugada. No te pierdas en el minuto seis a un tiranosaurus rex de acero comerse la casa a bocaos, ni la imitación de un box de F1 en el minuto nueve, del todo tarantiniano. Clica este enlace–>