¿Cuándo se jodió el Perú?
Ayer decidí salir de mi retiro en el pueblo para acudir a ver la representación de El Ruiseñor de Els Joglars en Bilbao, ahora Bilbo, a quienes nunca había tenido el placer de asistir a alguna obra suya.
Cuando miré en internet a ver que decía de El Ruiseñor ya quedé tristemente impresionado, han representado la obra un par de veces en su tierra, en Barcelona, y las dos ha sido un fracaso, no ha habido público. Ni tan siquiera los prohíben, la autocensura funciona admirablemente.
¿Cómo puede ser posible, con la que está cayendo en esta década ominosa en que el totalitarismo supremacista catalán ha reventado la sociedad catalana por sus cuatro costuras, abocando a una situación social demencial de enfrentamiento, victimización y odio a partes iguales, que la única casi voz discrepante a nivel artístico, los mundialmente famosos El Joglars, buenos profesionales con obras de rabiosa actualidad, cosechen fracasos de público en una ciudad de millones de habitantes de los cuales, la mitad al menos, no comparten esa ideología?… ¿Qué explicación cabe?
La única es la evidente, y es que a pesar de compartir el punto de vista de los Juglares, el nacionalismo catalán es un peñazo insoportable, a nadie le apetece que se les vea en sitio tan poco recomendable como una representación suya, amén de ese hartazgo de “no quiero saber nada de política” tan típico del avestruz que esconde la cabeza ante lo indeseable y sobre todo lo inevitable.
“¿Para que?, no quiero líos” se podría resumir, frente a la militancia siempre combativa del separatismo.
A pesar de ello o precisamente debido a ello, me siento obligado moralmente a apoyar a los Juglares y asistir a su representación. Estoy seguro de que la calidad está asegurada.
Una vez me deja en el Casco Viejo el euskotren, que hasta el tren tiene ya que ser nacionalista en mi provincia vascongada, perdón País Vasco, voy paseando por El Arenal hacia lo que antes era Plaza de España y ahora no se ni como la llaman, (viví muchos años en la calle adyacente, todavía llamada Buenos Aires y que cualquier día perderá tan fascista nombre y pasará a ser llamada Ondo Aizea , Arnaldo Otegui, Eta Gudariak o vaya usted a saber) tengo que cruzar una riada humana con tanta consistencia como las que estos días asolan el Mediterráneo, de muchas miles de personas con la pegatina al pecho de apoyo a los 47 encausados tras las operaciones contra Herrira, Jaiki Adi, Etxerat y abogados de presos. Una marea humana de gente de todas las edades, preferentemente jóvenes.
Yo la cruzo en diagonal, como quien cruza una corriente de agua que te arrastra y me acerco al Teatro Campos que de lejos parece cerrado, no se ve gente fuera haciendo cola o esperando para entrar. Me equivoco, gracias al cielo, compruebo a llegar a la entrada, tan solo que la escasa gente llega poco a poco y no hay ninguna aglomeración.
Entro, ocupo mi asiento y compruebo que, al menos hay un casi medio aforo, creo que se habrá llenado la tercera parte de el al comenzar la función, y observo con tristeza que TODOS los asistentes son de mi edad, gente de sesenta años de media, sin otra excepción a la regla que UNA chavalita quinceañera atenta solo a su móvil que sus padres han debido llevar muy a pesar suyo.
No hay gente ni joven ni de mediana edad como digo, algo tan preocupante como el fracaso de El Joglars en su Cataluña. Tan solo algunos viejos que hemos vivido y conocido la dictadura franquista somos capaces por lo que se ve de reconocer otra, en la que actualmente vivimos.
¿Cuándo se jodió el Perú?, o en nuestro caso ¿Cuándo se jodió España?, no puedo evitar dejar de pensar. Está claro que hace mucho. No parece que pueda haber vuelta atrás.
Luego dos horas de inteligente humor en una crítica satírica al nacionalismo catalán de una obra que nos cuenta la historia de un jardinero fan del pintor Santiago Rusiñol (Barcelona, 1861- Aranjuez, 1931) algo así como un artista del Renacimiento.
El hilo conductor de Señor Ruiseñor, con una escenografía muy funcional y plástica que busca apoyar el juego de los actores, se centra en un jardinero que tiene reuma y es trasladado a un museo donde hace de guía. El jardinero se enamora tanto del personaje de Rusiñol, cuyas pinturas cuelgan en las paredes de la colección, que se enfrenta al patronato del centro cuando deciden convertir la pinacoteca en un museo de la identidad.

La obra enfrenta aquella Cataluña amable de Rusiñol con la de ahora y reivindica el arte como patria universal frente a las patrias identitarias. Una mordaz crítica a la situación creada en Cataluña a raíz del procés.
Al final de ella aparece brevemente Pujol, el gran mafioso al que nadie osa meter en la cárcel, cuyo clan ha esquilmado Cataluña con pasmosa fruicción y con el que empezó el delirio nacionalista que, con la inestimable ayuda del PSC ha llevado a una Cataluña que de ser una sociedad abierta amable y placentera, moderna y un modelo, ha pasado a ser un erial donde se ha arrancado o falseado el pasado para de esta manera configurar un orden inventado.
Al acabar hubo un emocionado aplauso de un viejo público a unos también maduritos actores en general, después salí agradecido al relativo fresco de la calle, pasé mucho calor en las casi dos horas de representación, y bajé paseando de nuevo hasta el Casco Viejo para reunirme con mi costilla quedando pasmado de la juventud que poblaba las aceras comiendo hamburguesas, por su aspecto de mamarrachos absortos en cultivar su imagen y en sí mismos, repletos de pirsins, horrendas extensiones capilares estilo rasta de colores absurdos, tatuajes y prendas de vestir horteras a mas no poder. Un desperdicio absoluto de ciudadanía, estos nuevos vasquitos y neskitas de ciudad, indistinguibles por completo imagino de los de cualquier otra ciudad española.
Y esta es la sociedad moderna y progresista de la que tantos se ufanan.
Una vez en el Casco y junto a mi mujer que había estado visitando a mi hija, salimos a tomar algo. En un bar conocido y tomando unas cañas comentamos que la cuadrilla de sesentones que teníamos al lado tenía una pinta estupenda, polos o camisas y unos pantalones cortos, sin estridencias, (estábamos a treinta grados) agradables, charlando en voz queda en tres grupitos (eran una decena) en contraste con la juventud que inunda el Casco Viejo a la noche, para instantes más tarde advertir
¡que eran extranjeros, ingleses o de algún país europeo!
Y esto es lo que hay
septiembre 15, 2019 at 11:24 am
¡ Que buenísimo, Al ! Muchas Gracias
Voy a ir a los distintos blogs que frecuento, a enlazarlo si es que no lo has hecho tú ya, que esto, cuanto más personas lo lean, ¡ Mejor !
Espero que no te moleste.
Buen domingo y
Un abrazo
septiembre 15, 2019 at 12:25 pm
Mil gracias María, toda publicidad será muchiagradecida como es lógico. Al fin y al cabo es para que les aproveche e interaccionar con los demás si es posible para lo que servidor escribe.
Otro abrazote dominguero.
septiembre 15, 2019 at 12:57 pm
Estoy un poco líada. No sabía que aún existía el blog de Al. Creo que antes tenía otro formato, ¿no? Diría que es un blog que abandoné por predecir que las Primaveras Árabes no traerían problemas y sí grandes beneficios. !Cualquiera vuelve después de eso! Pero a lo mejor me confundo y no fue aquí donde se trató el tema.
Transmites muy bien la desesperanza.
Yo las cosas del largo plazo las suelo mirar de un modo optimista. Por ejemplo, que se puede ganar al nacionalismo por aburrimiento, que los jóvenes no escuchan a los Joglars pero quizá tampoco tanto a los gurús nacionalistas.
O que los «viejos» que ahí estabais sois socialmente muy útiles.
septiembre 15, 2019 at 2:34 pm
El optimismo está muy bien cuando se fundamenta en hechos o en razones que se puedan argumentar y/o sostener. Si no es así no deja de ser un ejercicio de voluntarismo perfectamente inútil y seguramente contraproducente. Como dice Plaza, pura opiniorrea. 🙂
Llevamos muchos decenios con el problema nacionalista y la tendencia parece clara, el aburrimiento desgasta a quienes no tienen motivos especiales ni viven de ello. Poco a poco, cada día estamos peor. Y no parece que esto tenga una vuelta atrás, entre otras cosas porque la izquierda, el automarketizado «progreso», desde siempre se ha posicionado en contra de lo nacional y a favor del separatismo.
No nos engañemos, al fin y al cabo a nivel político y lo que es lo mismo crematístico, el separatismo resulta mucho mas rentable a sus seguidores. Y poderoso caballero es don dinero. Que se lo pregunten a los cientos de miles que viven estupendamente de el…
septiembre 15, 2019 at 3:47 pm
¿En serio te parece, Al, que el hecho de que al PNV lo voten nacionalistas y constitucionalistas a la vez no es un avance hacia la moderación?
No afirmo, pregunto. No sé, votan al partido que no nos gusta, pero votan conjuntamente.
Y al hacerlo, parece que se hayan olvidado de las víctimas, de que hubo perseguidores y perseguidos… Pero puede ser que no, las víctimas tuvieron su gran momento significativo manifestándose cuando la paz zapateril. Cierto que no hay una demanda de perdón inmediata ni tampoco simbólica, pero pequeños gestos simbólicos poco a poco sí que los hay.
A mi personalmente, desde fuera del País Vasco, me da la impresión de que allí sí se comprende ya bien el drama de los perseguidos, lo que pasa es que nadie lo ha expresado, y de que encima siguen estando los cafres violentos o dictatoriales a los que no se sabe aún muy bien qué tratamiento aplicar (la gente parece tenerles más miedo del que debiera).
No he leído «Patria» pero, por lo que intuyo de las referencias, me parece que no es un libro suficientemente bueno, que la sociedad en el País Vasco es mucho más compleja, y demasiado aún para que haya entendimiento expresado.
Mi optimismo no es voluntarista, es una manera de ser que me cuesta evitar, es subjetivo como la sensacion de desolación de tu articulo. Es una característica tan personal que, como digo, sólo lo soy a largo plazo, a corto siempre muy crítica con lo que vivo. Lo he mencionado precisamente para aclarar que mi forma de ver las cosas podia estar segada en ese sentido.
septiembre 16, 2019 at 10:35 pm
Pues no lo veo así Lyanna, me parecería un avance que los peneuveros votasen a partidos constitucionalistas… pero va a ser que no.
Tampoco se de donde sacas que el nacionalismo vasco comprende a las víctimas o que se dan gestos simbólicos. Aquí no hay una sola placa que recuerde a ningún asesinado por el nacionalismo, y cuando la ponen partidos constuticionalistas las destrozan y envilecen con pintadas a favor de sus asesinos. Igualmente las calles y por todas partes hay pintadas a favor de los asesinos, jamás a favor de las víctimas… en fin mejor no sigo.
septiembre 17, 2019 at 10:43 am
Sobre lo primero… Bueno, es que PSOE y PP tienen mala imagen ahora por cómo han gobernado España. Sí que es cierto que la escasez de votos de UPyD en su día, o la de Cs después, es extraña, a los de fuera del País Vasco nos da la sensación de anormalidad, eso sí que es cierto. A ver si consiguen recolocarse y comunicar bien los partidos «españoles»… O no lo logran y vence el nacionalismo, iremos viendo.
Sobre lo segundo, pues me voy a limitar a escucharte. Tu sabes mejor lo que ocurre por ahí.
septiembre 15, 2019 at 7:25 pm
Txirlo, apunto su blogo en mis favoritos. Eso si, esta entrada (& comments) desprende… tristeza. Será el otoño.
septiembre 16, 2019 at 10:28 pm
Pues gracias Mujerárbol. >A ver si mañana hacemos una recopilación de viñetas de Santi Orúe y «compensamos un poco». 🙂
septiembre 16, 2019 at 11:31 pm
Viejecita
Gracias por habernos dado la oportunidad de recordarnos el blog de Al
Lo malo es que al leer su estupenda entrada me han dado ganas de llorar
Sabéis que soy muy vieja , que viví la guerra en la que mataron a mi padre en Paracuellos, a mi abuelo metiéndole una escopeta por la boca , , a mi tío en el frente, a mi madre la tuvieron dos años en la carcel y a mi hermano y a mi no nos podían albergar nadie de la familia porque los denunciaban.
Cuando llegó la transición y Santiago Carrillo decidió aceptar la Constitución me alegré y pensé que ya se había terminado los odios y las diferencias entre los españoles me hice la ilusión de que España entraba en una era de hermandad entre todos los españoles .
Podeis imaginaros la gran desilusión y tristeza que siento cuando veo que ha ocurrido todo lo contrario y cuando leo entradas como esta de Al
septiembre 17, 2019 at 10:45 am
Lo siento muchísimo.
septiembre 17, 2019 at 4:11 pm
Sí tmpd , a mí también me da muchísima pena. Y recuerdo cómo mi suegro decidió perdonar a Carrillo y hacer «Borbón y cuenta nueva » con lo de la transición , y eso que a él le asesinaron a toda su familia . Y él se libró de que lo fusilaran junto con su cuñado, porque su suegro, que era alguien en Fuenterrabía, se entregó, ( y lo fusilaron en el fuerte de Guadalupe ), a cambio de ellos.
Y él siempre dijo que el gobernador del Fuerte se había portado, que los milicianos querían que fusilase a los tres, pero él había dado su palabra al padre, y dejó libres al hijo y al yerno.
Que en aquellos tiempos podían ser rivales acérrimos sin dejar de ser señores. Ahora en cambio, me parecen todos morralla.
septiembre 17, 2019 at 9:49 pm
Buf, qué bárbaro también esto.
Creo que nunca te he visto tan dura como en lo que dices al final.
Está bien lo de «Borbón y cuenta nueva»
Chicas, chicos, ahora vamos a nuevas elecciones.
septiembre 18, 2019 at 9:30 pm
Huy qué bonito, «nuevas» elecciones… ¿se presenta Cuchulain, o algo? Porque a las vacas (sagradas) del Cooley ya las tengo vistas… ¡bah!
Me estaba maravillando con los caretos agrios de los dibujos hasta que he caído en que eran de Santi Orue. Mira que una es de «linea clara» y casi «linea Heidi» pero me he reído una jartá y… ¡cuánta razón tiene, el dibu!
septiembre 19, 2019 at 1:57 pm
No me aclaro con lo de Santi Orue, si te gusta o no te gusta.
Es que no conocía a este autor.
septiembre 25, 2019 at 6:07 pm
¡Pos claro que me gusta su acidez! No sé si antes dibujaba menos cruel o menos corrosivo, porque hace mucho que le veía (¿en El Jueves? mi memoria desfollece…) y creo recordar otro tono. Pero entiendo perfectamente que la deriva destepaís puede agriarle el ánimo a cualquiera con menos correa que nos.
septiembre 27, 2019 at 1:23 pm
Santi Orue (Vitoría-Gasteiz 1964). Llevo dibujando «chistes» una porrada de años, en una revistica que tenemos en el País Vasco llamada TMEO. Hace diez años que «El Jueves» cuenta con mis servicios, haciendo cosas de actualidad para la revista y diariamente en la web dando un punto gamberro a las noticias diarias con fotomontajes. He trabajado en otras revisticas, como «el Víbora» y durante una año hice chistes deportivos diarios para el periódico Público. También he escrito solo y en compañía dos obras de teatrillo humor («Se empieza por los porros» y «Hablar es de Bobos»), un libro de consejos muy prácticos junto a Ata y Mauro Entrialgo («Como convertirse en un hijo de puta») y tengo cuatro albumcitos publicados. Además me he comprado un perro que se llama «Forjas» y doy largos paseos con él, al estilo de Marisol cuando se retiró del mundo del espectáculo.
septiembre 27, 2019 at 1:25 pm
Y añado a su comentario autobiográfico, que del TMEO lo echaron sus compañeros porque no toleraban que un humorista se riese de las izquierdas y los nacionalistas.